domingo, 15 de marzo de 2009

THOMAS STEARNS ELIOT Y ENRIQUE VERÁSTEGUI





Thomas Stearns Eliot (EE.UU., 1988 - 1965) fue poeta, dramaturgo y crítico. Uno de los mejores poetas del siglo XX. En el mes de octubre de 1922 apareció en Londres su famosísima The waste land. Este largo poema de cuatrocientos treinta y tres versos se instituyó en escuela, pues, influyó en mayor o menor medida a generaciones enteras de poetas que surgieron después a lo largo y ancho de Occidente.

The waste land (La tierra baldía) está constituido por cinco títulos: ‘El entierro de los muertos’, ‘Una partida de ajedrez’, ‘El sermón del fuego’, ‘Muerte por agua’ y ‘Lo que ha dicho el trueno’.

En estos cinco títulos, una de las grandes novedades[1] es su explícita intertextualidad, es decir, es evidente las huellas de otras obras. Así hallamos versos incorporados como collages de citas de Dante, Shakespeare, Safo, Ovidio o Baudelaire, entre otros. Este manejo magistral del adagio latino liber ex libris y la colocación de notas que ocupan más o menos siete páginas al final del poema conmocionaron a la crítica y a los lectores. “La ciudad aparece configurada con la irrealidad, ‘unreal’, tierra yerma imbuido de una atmósfera nebulosa con características fantasmagóricas en donde los ciudadanos son ‘cuerpos vacíos’, meros espectros fluyendo arriba y abajo” (Ruiz Soriano, 1996:171).

Ciudad irreal,
bajo la niebla parda un amanecer de invierno,
una multitud fluía por el Puente de Londres, tantos,
no creí que la muerte hubiera deshecho a tantos”
[2]

El poema se enmarca en la gran ciudad moderna – Londres-, pero es la visión de una urbe deshumanizada, donde reina la muerte, la monotonía y la sequedad. Se desarrolla, pues, el tópico de la ‘tierra yerma’. Es un tópico recurrente en la poesía, donde en este caso refleja la crisis personal y existencial de un Hombre de la post primera guerra mundial y por ende refleja también el malestar de la época.

El poeta en la nueva sociedad industrial está determinado por: la alienación, las anónimas e indiferentes masas urbanas donde multitud es igual a solitud, las absurdas relaciones entre los seres humanos, la ruptura de los ideales naturales por la maquinaria capitalista, una nueva concepción del tiempo, la fragmentación de la realidad, y, sobre todo, el moderno espacio urbano, lugar de objetos abandonados y en deshaucio donde el poema proyecta sus sueños y su identidad humana definida como ausencia: ese ‘cuerpo vacío’, mero fantasma sin sentido, condenado a vagar por una ‘ciudad irreal’, ‘tierra muerta’
[3].

Estos motivos, estas características, ¿están presentes en En los extramuros del mundo? Sí. Existen suficientes influjos eliotianos en este primer poemario de Verástegui. “En el 65 –sostiene Verástegui- leí también un texto poético que me pareció genial y que me hizo pensar que así debía ser la poesía: ‘El canto de amor de J.A: Prufrock’ de T. S. Eliot”. “Me invitaron a una clase del Dr. Francisco Carrillo sobre ‘The waste land’…”
[4]. Entonces, no hay dudas, el magisterio de Eliot le era familiar a nuestro poeta. Veamos a continuación estas influencias.

Las citas están presentes en En los extramuros del mundo. Esta incorporación de versos –literales o reconstruidos- es un procedimiento que patentizan el diálogo creativo con la tradición del canon literario. Así, por ejemplo, se incorporan versos de Jorge Manrique: “Cualquier tiempo pasado / fue mejor”, “Nuestras vidas son los ríos / que van a dar a la mar”, “Aunque en la vida murió / nos dejó harto consuelo / su memoria” (p. 45). Algunas citas en inglés: “y morir es alcanzar 10 mil indulgencias (S/.) en el control de la sociedad opresiva: American way of life”(p. 65); “¿What time is it?(p. 69); versos de Dante: “a mitad del viaje de nuestra vida, me encontré en una selva oscura” (p. 67); un enunciado de El Quijote: “Los perros ladran, señal de que avanzamos Sancho” (p.70), entre otros.

Luego, Verástegui – igual que Pound y Eliot- agrega citas de versos en inglés como parte del discurso poético. Sin embargo, es bueno precisar que el manejo de estas intertextualidades no desmerece la creatividad del poeta. Es más bien la continuación de una tradición de diálogo que se ha desarrollado a lo largo de la historia poética. Además, este discurso poético verasteguiano no es exactamente una copia de Eliot ni de Manrique, a quien cita con mayor énfasis. “En otras palabras, un texto siempre lleva en su seno los rastros de otros textos, aquellos que su autor ha conocido y utilizado” (Zecchetto, Victorino; 2003: 325).

Si en La tierra baldía el lugar de los sucesos es Londres – la gran ciudad moderna- con sus hoteles, fábricas, bares, también sus sucios arrabales o lugares símbolos como ‘el Puente de Londres’, ‘King William Street’ o ‘Saint Mary Woolnth’: “Se exhalaban suspiros, breves y poco frecuentes, / y cada cual llevaba los ojos fijos ante los pies. / Fluían cuesta arriba y bajando King William Street, a donde Santa María Woolnoth daba las horas / con un sonido muerto en la campanada final de las nueve”
[5].


En En los extramuros del mundo, el escenario aludido es la ‘moderna’ Lima, donde deambulan “peatones / y automóviles atascados / frente al Parque Universitario en la avenida Abancay”. Esta ciudad caótica y opresiva es la urbe por donde deambula nuestro personaje locutor, buscando vivir a plenitud la vida: “y corro por estas calles de Lima / buscando recordando a Vivian”. También en esta ciudad hallamos lugares símbolos que lo identifican como ‘la plaza San Martín’, ‘el Parque Universitario’, ‘los cafetines de Huérfanos’, ‘La Colmena’, ‘el Parque de la Exposición’, ‘las calles Lampa, Azángaro, Camaná’. Es todo un circuito urbano donde la alienación se expande y la deshumanización devora a la gente: “esta ciudad ese monstruo sombrío escapado de la mitología / devorador de sueños”.

Otra coincidencia exquisita entre La tierra baldía y En los extramuros del mundo es que en sus tejidos discursivos aparecen unos hilos musicales, es decir, se citan unos versos de canciones populares. Así, en La tierra baldía en ‘Lo que dijo el trueno’ aparece el verso “El puente de Londres se cae se cae se cae” (‘London bridge is falling dow, falling down, fallig down’) –tomado de una canción popular inglesa-
[6]; En En los extramuros del mundo en el poema ‘Datzibao’ se cita: “y tú junto a mí convertida en mi aliento escuchándote aprendiendo / de ti a la molina no voy más esa canción negra arde en / mi pecho…”. El verso en negritas pertenece a una canción popular de la música negra peruana que lleva por título el mismo verso.

Ahora si abordamos el tópico de la ‘tierra yerma’. El leiv motiv de la tierra estéril – dice Eliot
[7]- lo ha tomado de los antiguos cuentos del Santo Grial, así como de los relatos bíblicos y hasta de la Divina comedia.

Sugeridos o no por Eliot, este tópico se puede rastrear en este primer poemario verasteguiano. La urbe limeña es presentada como una jungla de cemento donde reina la alienación que mecaniza con sus horarios de trabajo a la gente. La galopante deshumanización devora poco a poco a “hombres y mujeres de cemento pegados al cemento aletargados”. Lima es una especie de ciudad infernal donde la muerte acecha, la indiferencia abunda y la opresión gobierna:

“y mira acá esta foto: es Jericó devastada por el mal uso de los sebos

por la droga, las flores de plástico” (p- 11)


“ y cada vez más el mundo es un paladar reseco
con la lengua y los sueños refregándose
en el aire
…” (p. 16)


“Yo vi hombres y mujeres vistiendo ropas e ideas vacías
y la tristeza visitándolos en los manicomios” (p. 29)


“esta ciudad ese monstruo sombrío escapado de la mitología
devorador de sueños” (p. 36)

Ahora, hallamos una diferencia notable, entre otros, que queremos destacar entre La tierra baldía y En los extramuros del mundo. En el poemario eliotiano el tópico del erotismo está ligado a la infertilidad; es la presencia de una sexualidad sin pasión y sin amor. Los individuos indiferentes y enajenados ejercen su erotismo como entes mecanizados. Así, por ejemplo, el encuentro sexual entre la mecanógrafa y el joven forunculoso es la descripción de una parodia grotesca:

“Él, el joven forunculoso, llega,…


El momento es ahora propicio, según supone,
la cena ha terminado, ella está aburrida y cansada,
se esfuerza por hacerla entrar en caricias
que aún no son reprochadas, aunque no deseadas”
[8]

En En los extramuros del mundo, el erotismo es vivido plenamente por el locutor personaje. El amor orgiástico que es un motivo recurrente a lo largo de los poemas es el desarrollo del encuentro entre el amado y la amada; ellos viven a plenitud el erotismo como una manera de seguir sabiéndose humanos, además esta vivencia orgiástica es su propuesta de vida opuesta a la deshumanización que devora a los hombres y mujeres en la jungla urbana:

“agazapados tirados sobre la yerba del parque
Neptuno y el amor eres tú oh mi gatita
esperándome desnuda con una fruta sobre
las rodillas” (p. 53)

“y esa manera muy tuya de hacerlo
de rozarnos saltando de un lado para otro
como dos gatos que no pueden concluir el espasmo” (p. 54)

“… en la tarde cuando tú encendías
frutos de oro
lamiéndome el falo y lamiendo la rueda de los espasmos” (p. 69).

Resumiendo, hallamos huellas luminosas de Eliot en las páginas verasteguianas; sin embargo, el tono verasteguiano es más filoso y contestatario que el tono eliotiano que se caracteriza por su tono interrogativo, profético y amargo.




[1] No debemos olvidar que Ezra Pound, guía y maestro de Eliot, ya utiliza estos mecanismos de elaboración estructural, abundante en intertextualidades, donde el poema como los cantos poundianos y en La tierra baldía tienen versos en francés, alemán, italiano, latín, entre otros, de autores famosos. En todo caso, la autosuficiencia de Pound y Elliot, es que ellos dialogan con los grandes autores de diferentes épocas con suficiencia.
[2] ELIOT, T. S. Asesinato en la catedral. Cuatro cuartetas. La tierra baldía. España, Ediciones Orbis S.A., 1986; p. 131.
[3] RUIZ SORIANO, Francisco. “La impronta eliotiana en Hijos de la ira de Dámaso Alonso”. En: Revista de Literatura. España, año LVIII, Nº 115, 1996; pp. 169-170.
[4] LUCHTING, Wolfgang. Obra Cit.; pp. 330 y 372.
[5] ELIOT. Obra Cit., p. 131.
[6] 02 de mayo de 2007, 08.40 h.http://letras-uruguay.espaciolatino.com/aaa/eliot/bio.htm.
[7] ELIOT. Obra Cit.; p. 149. “No solo el título, sino el plan y buena parte del simbolismo incidental del poema me fueron sugeridas por el libro de la señorita Jessie L. Westan sobre la leyenda de Graal: From Ritual Tx Romance (Cambridge).
[8] ELIOT. Obra Cit.; p. 139.

1 comentario:

  1. Es interesante el estudio que presentas entre la obra del poeta Verástegui con el vate Elliot. Cuantos seres que transitan por la urbe limeña se sentirían identificados con los versos de Verástegui.
    Roxana

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