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miércoles, 14 de julio de 2010

EL MEJOR PARTIDO DE FÚTBOL


EL MEJOR PARTIDO DE FÚTBOL QUE VI… LO ESCUCHÉ. Yo tenía 9 años de edad. Y a esa edad lo que más me gustaba era el fútbol y, por supuesto, soñaba con ser jugador de la selección peruana de grande. Entonces, en la perspectiva de prepararme para convertirme en uno de los grandes futbolistas del Perú. Yo siempre asistía al estadio municipal para presenciar el campeonato de la liga del distrito de Independencia.

Era febrero de un verano. Se iba a disputar el encuentro entre Mauro Navarro FC (campeón de Independencia) y el campeón de Puente Piedra. Era un partido por las eliminatorias interdistritales de la Copa Perú. Asistimos en gran número a alentar al Mauro Navarro FC, equipo de nuestro barrio. El estadio El Ermitaño no tenía pasto, era de tierra afirmada. No tenía tribunas. El público solía ubicarse alrededor del campo deportivo. En todo caso, había una pequeña y única tribuna hecha de tablones que se ubicaba en lo que vendría a ser la tribuna de occidente. Era algo así como el palco principal donde se sentaban los dirigentes y las autoridades de la liga distrital y de los equipos participantes. Como yo era uno de los más pequeños hinchas, pues la mayoría eran jóvenes y adultos, busqué un lugar apropiado para presenciar el gran partido. Si me quedaba en torno al campo como la mayoría del público, no habría visto bien el partido o me habrían tapado los grandes. Ustedes saben que la gente no respeta. Cada quien se ubica sin tomar en cuenta al otro. Bueno, yo quería un buen sitio. Entonces, me las ingenié para colarme en la única tribuna, es decir, en el palco de las autoridades. Como tenía una cara angelical fácilmente pasé los controles y subí al escalón más alto de la tribuna, Mientras me ubicaba en una de las esquinas, descubrí que a un lado había una pequeña caseta de triplay. Como hacía mucho calor, me ubiqué junto a la caseta, en la parte que daba sombra.

Empezó el partido, la mayoría de las tribunas hinchaban por Mauro Navarro FC. El partido para mi gusto transcurría pausado, hasta aburrido. Ambos equipos se cuidaban. No se atrevían ir al ataque. Es decir, la escuela de Dunga ya se practicaba en este partido. Lo divertido era el contrapunto de insultos que se lanzaban los hinchas de ambos equipos. Ya iba la media hora del partido y yo estaba defraudado. Ningún gol, ningún ataque mortífero de mi equipo. En eso estaba, cuando escuché que alguien había prendido su radio portátil. Se estaba transmitiendo un partido de fútbol disputadísimo; porque el locutor relataba un encuentro muy peleado, interesante, divertido, poético, digno de una final mundial. Yo me dije, cómo no estoy en ese estadio para ver ese gran partido que están narrando. Al tiempo que escuchaba la narración, seguía mirando el partido. Cuando de pronto descubrí que no era de una radio la que salía la voz del narrador, sino de la caseta de mi lado. Allí, en la cabina de triplay don Quijote y Sancho Panza (eran un flaco alto y un bajito gordo) relataban un partido intensamente disputado… Yo me dije, no creo que estén transmitiendo este partido que transcurre aburrido. Pues no coincidía el disputadísimo partido que relataban y el soso partido que observaba. Pero, al seguirle la descripción de lo narrado coincidían increíblemente con el partido del Mauro Navarro FC y el campeón de Puente Piedra. El color de sus camisetas era de los equipos que los tenía a mi vista. Así al seguir la narración con mayor detenimiento… comprobé que sí estaban transmitiendo el partido que yo miraba. Me quedé conmovido. El partido se veía aburrido, sin emociones. Sin embargo, en la voz de don Quijote era un partidazo. Un clásico entre Barcelona y Real Madrid. Donde cada jugada se disputaba a muerte. Se sucedían ataques mortales. Un tiro libre pasaba besando el travesaño cuando realmente había pasado a 5 metros del travesaño. Es decir, en la cancha el partido era lento y desordenado. En cambio, en la narración corrían los jugadores como si fueran europeos. Entonces, me senté un poco aliviado, pues el soso partido que miraba al menos lo escuchaba intenso y muy peleado. Es así como el mejor partido adonde asistí como hincha no lo disfruté con la vista, sino oyéndolo. Esto es, el mejor partido de fútbol de mi vida no lo vi, sino lo escuché.