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CAÑETE
(Al modo de Francois Villon)
En 1950 yo aún no vagaba en Cañete,
ni figuraba mi nombre en la casilla postal del correo:
mi poblado era más chico que ahora, más coloreado,
y más bullicioso: no había asfalto, ni luz,
ni agua, ni desagüe,
y su fresco cielo pintado mejor que un buen cielo de Seurat,
era envidiado mil kms a la redonda.
En mi pueblito no había día que no fuera ese día una fiesta:
y las canciones brotaban alegres como brotaba la flor de los cardos
en las murallas que cercaban Cañete.
No había viajero que no admirara su clima,
y la dulce uva borgoña mojando los labios
como el vino de miel escanciado de los viejos toneles,
y la alegría era el bordón de una guitarra de cedro.
Y los viajes a Lima se hacían por barco,
y demoraban toda la noche bajo esa estrella del Sur.
Ahora un viaje dura 2 horas -y se hace por auto
("Comité N° 1" o "N° 10" de transportes)
y todavía uno cree que 2 horas es mucho tiempo perdido.
En aquel tiempo time era time en Cañete:
y un manojo de flores era recogido como un saludo.
Enrique Verástegui
(Al modo de Francois Villon)
En 1950 yo aún no vagaba en Cañete,
ni figuraba mi nombre en la casilla postal del correo:
mi poblado era más chico que ahora, más coloreado,
y más bullicioso: no había asfalto, ni luz,
ni agua, ni desagüe,
y su fresco cielo pintado mejor que un buen cielo de Seurat,
era envidiado mil kms a la redonda.
En mi pueblito no había día que no fuera ese día una fiesta:
y las canciones brotaban alegres como brotaba la flor de los cardos
en las murallas que cercaban Cañete.
No había viajero que no admirara su clima,
y la dulce uva borgoña mojando los labios
como el vino de miel escanciado de los viejos toneles,
y la alegría era el bordón de una guitarra de cedro.
Y los viajes a Lima se hacían por barco,
y demoraban toda la noche bajo esa estrella del Sur.
Ahora un viaje dura 2 horas -y se hace por auto
("Comité N° 1" o "N° 10" de transportes)
y todavía uno cree que 2 horas es mucho tiempo perdido.
En aquel tiempo time era time en Cañete:
y un manojo de flores era recogido como un saludo.
Enrique Verástegui